Ahorradores particulares e institucionales han vuelto a depositar 4.000 de los 18.000 millones que llegaron a retirar en los meses previos a la venta de la entidad al Banco Santander.

De hecho, fue el motivo, la falta de liquidez por la fuga de depósitos, por la que la Junta Única de Resolución (JUR) tomara la decisión de vender la entidad por 1 sólo euro al Banco Santander.

Tras la adquisición, los ahorradores e instituciones vuelven a confiar en el banco y se va recuperando la normalidad poco a poco.

Así, a 30 de marzo de 2017, la entidad contaba con 78.800 millones de euros. Bajó hasta los 61.000 millones los días previos a la intervención, y que a fecha de 30 de junio, las cifras ha remontado hasta los 65.000 millones.

¿Qué habría ocurrido si lo hubiera dejado quebrar?

En tal caso habría entrado en juego el FGD para devolver hasta un máximo de 100.000€ por cliente. Lo malo es que el FGD se encuentra en precario y apenas cuenta actualmente con recursos para cubrir el 20% de los depósitos que tenía la entidad.

El Tesoro (osea que todos nosotros) habría tenido que asumir un riesgo de, al menos, 30.000 millones de euros.

Esto es así porque la disponibilidad financiera del FGD es de 6.821 millones (datos del 31 de diciembre de 2016), cuando los depósitos de personas físicas que habría que garantizar en el Popular ascendían a 35.900 millones.