El Banco Central Europeo (BCE) empezará a controlar la banca europea a principios de noviembre de 2014, después de que los ministros de Economía hayan dado este martes, tras varios retrasos, su aprobación final a la legislación que le convierte en supervisor único de la eurozona.
La creación de un supervisor único es la primera pieza de la unión bancaria, cuyo objetivo es acabar con la fragmentación del mercado de crédito en la eurozona y romper el círculo vicioso entre deuda bancaria y deuda soberana. También es la condición previa para que el fondo de rescate (MEDE) pueda recapitalizar bancos directamente.
La normativa se publicará en el Diario Oficial de la UE alrededor del 29 de octubre y entrará en vigor cinco días después. El BCE asumirá sus nuevas tareas de vigilancia un año más tarde. Antes, en verano de 2014, realizará una evaluación de activos y test de estrés sobre los 130 grandes bancos que supervisará directamente.
El presidente de la Comisión Europea ha calificado de «buenas noticias» la aprobación definitiva del mecanismo único de supervisión y ha ofrecido su ayuda al BCE a la hora de asumir sus nuevas tareas. «Ahora es urgente poner en marcha la segunda pata de la unión bancaria con un acuerdo sobre le mecanismo y el fondo único de resolución», ha dicho Barroso, que ha reclamado un acuerdo antes de las elecciones europeas de mayo.
«Estas nuevas reglas ayudarán a edificar un sector financiero estable, a restaurar condiciones de crédito justas en toda la UE y garantizar que sean los bancos, y no los contribuyentes, los que paguen por sus errores», ha subrayado el presidente del Ejecutivo comunitario.
Las nuevas normas encomiendan al BCE la supervisión directa de los bancos cuyos activos superen los 30.000 millones de euros o el 20% del PIB del país en el que estén establecidos, y también de aquellos que hayan recibido fondos del MEDE, es decir, alrededor de 130 entidades de las 6.000 de la eurozona.
Según los cálculos del Gobierno, el 95% de la banca española quedará bajo control del BCE. Además, el órgano presidido por Mario Draghi tendrá derecho a asumir en cualquier momento el control directo de un banco pequeño si lo considera necesario.
Para separar la política monetaria de las nuevas tareas de supervisión, se creará un nuevo consejo de supervisión en el BCE en el que se garantiza además la igualdad de trato a los países de fuera del euro. No obstante, la última palabra la seguirá teniendo el consejo de gobierno de la autoridad monetaria, donde sólo están representados los países euro, porque así lo marca el Tratado.
Por lo que se refiere al reparto de poder en el seno de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), que seguirá siendo la responsable de elaborar los estándares técnicos para todos los bancos de la UE, Reino Unido ha logrado su propósito de tener derechos especiales para no quedar siempre en minoría frente a los países del euro. El Ejecutivo comunitario espera que todos los países de fuera del euro se sumen al mecanismo de supervisión única, excepto Reino Unido, Suecia y República Checa.