La agencia de calificación DBRS está dispuesta a mantener el rating A, la última que le queda, hasta que el país concluya su programa de reformas para estabilizar la economía.
Actualmente, la calificación que DBRS le da a España es ‘A-low’ con perspectiva negativa, la más alta respecto al resto de agencias más importantes (Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s).
La firma apuesta por la estabilidad de sus ratings y por no reaccionar «de forma excesiva» a los momentos concretos que vive un país o empresa. En el caso de España, cree que el país está saliendo de la crisis, «por lo que no conviene ser muy excesivos», ha destacado McCormick.
No obstante, DBRS avisa: si se produjese un shock en el sistema económico europeo que presionara a la baja la deuda española, la calificación de España podría bajar a ‘B’. Sin embargo, la firma considera que, excepto Chipre y Grecia, las deudas del resto de países de la Eurozona son sostenibles y compensan el riesgo.
Para entender la nota de España, el responsable de ratings soberanos ha indicado que hay que entender las repercusiones de la crisis del euro, «que fueron básicamente dos: desequilibrios en las balanzas por cuenta corriente de los países y el aumento de la deuda privada». En el primer aspecto, DBRS observa una mejora, aunque cree que el ajuste externo no ha terminado.
Pero en el segundo, advierte de que a las empresas y familias españolas aún les queda un importante camino por recorrer antes de que noten el final de la crisis. Para la agencia, las principales consecuencias que la crisis ha dejado a su paso por España han sido los desequilibrios fiscales y el incremento del paro y de la deuda.