La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P) ha confirmado este viernes el rating ‘BBB’ con perspectiva ‘estable’ de la deuda soberana de España, pero alerta de los riesgos que para la economía puede generar un entorno político «fragmentado» tras las elecciones de 2015.
«La confirmación del rating refleja nuestra consideración de que los riesgos para la recuperación económica de España están equilibrados ante un año 2015 de elecciones regionales y generales», explica la agencia en un comunicado.
S&P, que elevó el rating de España en un escalón en la última revisión realizada el pasado 23 de mayo, destaca que las reformas estructurales aprobadas en España desde 2010 han aumentado la competitividad, el empleo y las exportaciones, así como la flexibilidad de la economía.
Sin embargo, advierte de que persisten las dudas sobre el comportamiento de su economía ante la proximidad de las elecciones generales y regionales de 2015 y el debilitamiento de la demanda interna. Además, incide en que la deflación es «un lastre para el progreso económico y fiscal» del país.
«La posibilidad de que las elecciones generales del próximo año puedan generar un entorno político fragmentado, a nivel nacional y regional, también puede dar lugar a desviaciones en las políticas fiscales y estructurales. Esto podría poner en riesgo los objetivos de déficit público a medio plazo y el crecimiento económico», subraya.
Respecto a Cataluña, remarca que su escenario base es que siga siendo parte de España. En cambio, avisa de que si Cataluña se independiza, los indicadores crediticios del soberano, incluyendo el nivel medio del PIB per cápita, las cuentas externas y la posición de las finanzas públicas, se debilitarían, lo que a su vez podría afectar al rating.
OBJETIVOS DE DÉFICIT.
Asimismo, cree que el hecho de que 2015 sea año electoral hará que se reduzca la consolidación fiscal en el país, lo que, junto con el debilitamiento del crecimiento en los cuatro socios comerciales más importantes para España (Francia, Alemania, Portugal e Italia), va a impedir alcanzar los «ambiciosos» objetivos presupuestarios del 4,2% y 2,8% para 2015 y 2016, respectivamente. En concreto, se situarán en el 4,9% y en el 3,5%.
La agencia, que sí piensa que España logrará reducir el déficit este año hasta su meta del 5,5%, añade que, aunque la recuperación económica va a ayudar a recortarlo, es «poco probable» que el Gobierno alcance sus objetivos sin medidas adicionales.
Por otro lado, S&P calcula que España crecerá un 1,3% este año y casi un 2,0% de media en el periodo 2015-2017 (1,9% en 2015, 2,1% en 2016 y 1,7% en 2017), lo que creará empleo para apoyar la demanda.
En esta línea, destaca que en 2014 el empleo total ha seguido creciendo a pesar de que mantenerse los recortes de personal en el sector público, lo que está beneficiando al desempeño fiscal del país. Sin embargo, advierte de que la mayor parte de los nuevos trabajadores todavía están siendo contratados de manera temporal, lo que evidencia la dualidad del mercado laboral español.
Respecto a la deuda total (pública y privada), remarca que, a pesar de su descenso, sus niveles siguen siendo altos en relación con otras grandes economías de la eurozona, lo que incidirá en el crecimiento futuro de España, a menos que la productividad continúe mejorando y se normalice la inflación en niveles más altos.
PERSPECTIVA ESTABLE.
Por otro lado, la agencia explica que la perspectiva ‘estable’ del rating equilibra sus previsiones de una «sólida recuperación económica» y una gradual consolidación presupuestaria, frente a los riesgos de un entorno de debilitamiento del crecimiento externo, un prolongado desapalancamiento del sector privado y las presiones deflacionarias.
Así, apunta que mejoraría la calificación de España si el déficit baja más de lo esperado o los indicadores de deuda pública se estabilizan y si la posición externa de España continúa mejorando o se alivia notablemente el coste o el acceso a financiación para el sector privado.
Por el contrario, podría verse presionada a la baja si el crecimiento cae «significativamente por debajo» de sus previsiones, si las medidas de política monetaria en la zona euro no evitan el riesgo de presiones deflacionarias o la balanza por cuenta corriente de España se debilita de nuevo.
En esta línea, también sería negativo para el rating que crezcan las posibilidades de que la deuda neta del Estado rebase el 100% del PIB y que la carga de intereses se eleve de forma continuada por encima del 10% de los ingresos de las administraciones públicas.
S&P mantiene la nota de España en una categoría similar a la que le otorga Moodys (‘Baa2’ con perspectiva ‘positiva’), pero un escalón por debajo de la de Fitch, que a finales de octubre la confirmó en ‘BBB+’ con perspectiva ‘estable’.